LIFTING FACIAL

Es una intervención destinada a reposicionar los tejidos de la cara reduciendo la flacidez y las arrugas faciales, el objetivo es lucir más joven.

El lifting trata las estructuras con excesiva laxitud centrándose en las mejillas y el reborde mandibular, así como en las regiones perioculares y temporales. Se realiza con anestesia general o local y sedación. Las incisiones de esta intervención se realizan por dentro del pelo a nivel temporal, rodean la oreja, asciende detrás de esta y sigue finalmente la línea de implantación del cuero cabelludo. A través de estas incisiones se realiza un despegamiento más o menos amplio de la piel facial, al objeto de poder obtener un mejor tensado de la misma y facilitar la escisión del sobrante. También es posible abordar los tejidos subyacentes, para tensarlos de tal forma que no sea solamente la piel la que se vaya a someter a tracción, sino también los tejidos profundos.

La mayor parte de las cicatrices estarán escondidas dentro del pelo por encima de la oreja o pliegues cutáneos por lo que son prácticamente imperceptibles.

Después de la intervención, que suele durar entre 2 y 4 horas, en función de la amplitud de la misma y de si se hace algún tratamiento de los párpados, liposucción, etc., se colocan unos drenajes para disminuir la posibilidad de hematomas y reducir la inflamación, los mismos se retiran a las 48 horas.

En el postoperatorio se observará un grado variable de inflamación de la cara y el cuello, equimosis, sensación de tirantez y pérdida de sensibilidad. Estas molestias son pasajeras y ceden espontáneamente o con analgésicos. El paciente se egresa del hospital con un vendaje facial o faja tipo mentonera para mantener la zona intervenida con una presión leve para reducir la formación de edema.

Habitualmente, en la tercera semana postoperatoria se puede realizar una vida prácticamente normal, incorporándose incluso a su tarea profesional.